¿Por qué nunca llego a volar el Concorde estadounidense? La historia del SST

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Iba a volar incluso más rápido que el Concorde, a velocidades cercanas a Mach 3. E incluso iba transportar más pasajeros. Hubiera recorrido la distancia que separa Los Ángeles de Nueva York en menos de dos horas. 

El esfuerzo de Estados Unidos por construir un avión supersónico fue un proyecto ambicioso que abarcó toda una década y costó mil millones en fondos del gobierno. Pero incluso un ejército de ingenieros aeroespaciales y lo último en tecnología aeronáutica fueron insuficientes para hacer despegar el transporte supersónico de Estados Unidos (SST). 

En 1962, los británicos y los franceses anunciaron un consorcio para construir el primer avión de pasajeros supersónico del mundo, el Concorde. Unos meses más tarde, los soviéticos también se incorporaron a la carrera del SST con su propio avión supersónico, el Tupolev 144. A medida que Estados Unidos veía como los conceptos se transformaban en empresas serias, los funcionarios empezaron a preocuparse por mantener el liderazgo de Estados Unidos en la aviación civil. 

Entonces, en 1962, el presidente Kennedy anunció que el gobierno de los Estados Unidos ayudaría a financiar el desarrollo de un transporte supersónico estadounidense. Los fabricantes fueron invitados a participar en un concurso de diseño. Se revisaron las propuestas de diseño de Lockheed (L-2000) y North American Aviation (NAC-60). 

Concorde y Tupolev TU-144


Después de años de evaluación, el Boeing 2707 fue seleccionado como el diseño ganador. Pero construir un SST significativamente más rápido y más grande que el Concorde era un desafío enorme, que requería diseños y tecnologías de aviación completamente nuevos. A medida que avanzaba la década de 1960, el programa Boeing 2707 estuvo plagado de reveses técnicos y los ambiciosos objetivos del programa no se cumplieron. 

Un movimiento anti-SST había crecido en torno a la oposición a los "estallidos sónicos" (el estruendo provocado por los aviones al romper la barrera del sonido) y otras preocupaciones medioambientales. 
En cuanto a este tema, la oposición al proyecto se volvió cada vez más notable. Los ecologistas fueron el grupo más influyente, alzando su voz contra la posible destrucción de la capa de ozono debido a las elevadas altitudes de vuelo y contra el ruido en los aeropuertos.
Incluso los vuelos supersónicos sobre territorio estadounidense fueron temporalmente prohibidos.


Cuando se cancelaron los fondos para el proyecto del Boeing 2707 en 1971, la competencia extranjera y las preocupaciones sobre el prestigio nacional no fueron suficientes para compensar las presiones políticas, económicas y medioambientales. La visión del público sobre los programas del gobierno y el optimismo sobre la tecnología habían disminuido. En el transcurso de la década de 1960, el mundo había cambiado. 


El modelo a escala real fue desmontado y enviado a Florida, donde permaneció en un desguace durante 19 años antes de que fuese comprado y parcialmente montado para su exposición en el Hiller Aviation Museum de San Carlos, California.


Por Fernando Hernández para Aviación Comercial en Costa Rica